Señal de la Cruz
En el nombre del Padre
y del Hijoy del Espíritu Santo. Amén.
Ángel de Dios
Ángel de Dios,
que eres mi custodio,
pues la bondad divina
me ha encomendado a ti,
ilumíname, guárdame, defiéndeme
y gobiérname. Amén.
El eterno reposo
Dale Señor el descanso eterno.
Brille para él la luz que no tiene fin.
Descanse en paz. Amén
Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén
Ave María
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Gloria al Padre
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Una oración en cada dedo
- El pulgar es el dedo más cercano a ti. Así que empieza rezando por quienes están más cerca de ti. Son las personas más fáciles de recordar. Rezar por nuestros seres queridos es “una dulce obligación”.
- El siguiente dedo es el índice. Reza por quienes enseñan, instruyen y sanan. Esto incluye a los maestros, profesores, médicos y sacerdotes. Ellos necesitan apoyo y sabiduría para indicar la dirección correcta a los demás. Tenlos siempre presentes en tus oraciones.
- El siguiente dedo es el más alto, el medio. Nos recuerda a nuestros líderes. Reza por el presidente, los congresistas, los empresarios y los gerentes. Estas personas dirigen los destinos de nuestra patria y guían a la opinión pública. Necesitan la guía de Dios.
- El cuarto dedo es nuestro dedo anular. Aunque a muchos les sorprenda, es nuestro dedo más débil, como te lo puede decir cualquier profesor del piano. Debe recordarnos rezar por lo más débiles, con muchos problemas o postrados por las enfermedades. Necesitan tus oraciones de día y de noche. Nunca será demasiado lo que rezamos por ellos. También debe invitarnos a rezar por los matrimonios.
- Por último está nuestro dedo meñique, el más pequeño de todos los dedos, que es como debemos ponernos ante Dios y los demás. Como dice la Biblia “los últimos serán los primeros”. Tu meñique debe recordarte rezar por ti. Cuando ya hayas rezado por los otros cuatro grupos, verás tus proprias necesidades en la prospectiva correcta, y podrás rezar mejor por las tuyas
¿No te parece una hermosa sugerencia-catequesis del Papa Francisco?